Florian Tudor, el Tiburón, logró mantener el control de la banda de la Riviera Maya a través de la extorsión, las amenazas y la violencia, usando matones como Sorin Velcu. Después de que un técnico de la organización huyera de México para dejar atrás su vida criminal, los matones del grupo lo visitaron a él y a su familia en Rumania. Cuando el Tiburón se enfrentó con otro de los integrantes de la banda, Constantin Sorinel Marcu, envió a sus subalternos a Rumania para amenazar a su padre. Como las las advertencias no bastaron, tres de sus hombres intentaron matar a Marcu a puñaladas a las puertas de un DHL en Cancún. Dos meses después, en junio de 2018, el cuerpo de Marcu fue hallado con una bala en la cabeza cerca del hogar de Tudor.