El autoritario rey Abdalá II ha sido el monarca de Jordania desde 1999, donde ha utilizado amplios poderes ejecutivos para reprimir la libertad de expresión y la oposición política tras las acusaciones de corrupción en su país.
La investigación de los Pandora Papers del año pasado reveló cómo el monarca canalizó 100 millones de dólares a través de empresas secretas para comprar bienes inmuebles de lujo en el Reino Unido y Estados Unidos. La esposa de Abdullah, la reina Rania, también poseía una cuenta con al menos 39,1 millones de francos suizos.
Los abogados de la familia real señalaron que las “cuentas correspondientes se utilizan para la adquisición de activos, inversiones, gastos operativos y personales y desembolsos generales, incluido el financiamiento de ciertas iniciativas reales” y que el rey y la reina “nunca han extraído, de ninguna manera, fondos del Tesoro, de los activos públicos, de la asistencia internacional o del presupuesto gubernamental a cuentas ubicadas en el extranjero o para su enriquecimiento personal”.